miércoles, 22 de junio de 2011

MUERTE...

Dicen que hay canciones que incitan al suicidio...que te penetran tan a dentro que, cuando invaden tu cuerpo y alma, te pueden aportar la gasolina que tu motor necesita para ser capaz de provocar tu propia muerte. Pero, ¿Es la música la culpable? ¿O es nuestro estado psíquico y/o emocional el trasfondo de esta conducta? ¿quién no ha pensado alguna vez en el suicidio? ¿quién no ha pensado alguna vez en el día de su muerte? Quizás, querido lector, te estés sorprendiendo por el tema que hoy me preocupa. El motivo de esta elección ha sido una visita no deseada, por el estado de la persona visitada, y  reciente al hospital. Quizás te ha ocurrido que, cuando escuchas la palabra "hospital", te ha recorrido por todo el cuerpo la más desagradable sensación. Y sí, a mí me ocurre. El olor, esa energía negativa que parece andar por todos los pasillos de tan asqueroso lugar, médicos y enfermeras (muchos de ellos gritando en silencio la amargura de su trabajo), los gritos de dolor, la tristeza generalizada que reina en todos los pacientes, días y más días encerrados en una habitación blanca y con vistas a la calle (donde todo el mundo camina rápido sin caer en la cuenta de lo que viven los ojos que miran).... Seamos realistas: nadie quisiera residir, y muchísimo menos, morir en un hospital...por ello ¿Tenemos que consentir que personas con enfermedades terminales y con años a las espaldas sufriendo la enfermedad, sigan aferrados a un hilo de vida cuando el final será el mismo? ¿Debemos permitir que sigan consumiendo medicamentos, si se les puede llamar asi, los últimos días, meses o incluso años de su vida? Cuando se trata de un familiar, la respuesta es: sí... queremos seguir teniendo a esa persona cerca, queremos seguir queriéndola, amándola y disfrutar de su compañía... pero, ¿no es esta una actitud egoísta? Quizás estemos anteponiendo nuestro deseo de seguir viendo a esa persona querida, a lo que realmente quiere y desea: morir. 

Pero, ¿Por qué nos da tanto miedo la muerte? ¿Por qué cambiamos de conversación,  miramos a otro lado o nos entristecemos cuando se trata este tema?  ¿El problema es miedo a lo desconocido? ¿Miedo a que no sepamos lo que nos tiene preparado el futuro? ¿Miedo a no volver a ver a esa persona tan querida?

La muerte forma parte de la vida, vivimos gracias a que algún día estaremos muertos y ya que nadie ha vuelto de la muerte para poder dar luz sobre cómo se vive allí, sólo nos queda no cambiar de conversación, no mirar a otro lado y no entristecernos cuando hablemos de ella... Si lo hiciésemos más a menudo, le daríamos mucho más valor a la vida, viviríamos más intensamente, amaríamos y odiaríamos más, sentiríamos con mayor nivel los buenos y malos momentos que nos ofrece, haríamos más el amor, le daríamos más importancia a los pequeños momentos, como un simple café en buena compañía,  que hacen que (aunque no nos demos cuenta) nos sintamos vivos... 

Por todo ello... ¡Vive! ..porque la vida te tendrá reservada la muerte...