domingo, 9 de marzo de 2014

EL PASO DEL TIEMPO



No pretendo intentar demostrar ser inteligente escribiendo sobre temas de los que todo el mundo ya ha escrito, corregido y sobre-escrito. Mi intención es intentar reflexionar, a causa de mi aburrimiento dominguero nocturno, sobre un tema del que todos o casi todos (con un poco de perspectiva) ha hecho. Y ese tema, amigos, es el tiempo. 

El tiempo, como todo a nuestro alrededor, tiene un gran valor subjetivo, dependiendo de quién lo mira y lo siente, puede llegar a ser una tortura o un regalo. Una tortura para quien espera y un regalo para quien no quiere que llegue un horrible final. 

Si prestamos atención al término tiempo y en su derivación como "el paso del tiempo", sabemos que ha sido descrito por miles de personas preocupadas por la vida, por su propia vida. El paso del tiempo que, a lo largo de millones de años, ha preocupado al ser humano como ser que existe y vive. El paso del tiempo, amigos, es quizás el mayor aprendizaje que cualquier persona puede tener. El paso del tiempo nos enseña quién nos quiere de verdad y para quién somos todo (en la mayoría de los casos, nuestros padres; y en una minoría, ni ellos). Nos enseña a amar y también a odiar. Nos enseña que la venganza no sirve de nada, sólo para seguir acumulando un odio que sólo lleva a la propia autodestrucción. Nos enseña a decepcionarnos y a saber perdonar. Nos enseña que nadie es imprescindible, ni nuestros padres. Nos enseña que hoy te puedes sentir el rey del mundo y que después te comes un colín en vinagre. Nos enseña que, aun existiendo miles de injusticias en el mundo (el mundo no sólo es Occidente ni España), seguimos impasibles, sentados y arreglando los problemas con un café en casa. Nos enseña que la felicidad no es ni un coche, ni una casa ni un magnífico trabajo. Nos enseña que la felicidad no existe, sino que lo que existen son momentos felices que te hacen olvidar el paso del tiempo. Nos enseña que lo que hoy era impensable hacer, mañana lo harás y sin darte cuenta de que habías pensado un día en que no lo harías. Nos enseña que perdemos la dignidad una y otra vez. Nos enseña a reírnos mañana de lo que hoy es un gran problema.  Nos enseña a querernos o a odiarnos. Nos enseña que las frustraciones no llevan a ningún lado. Nos enseña que en la escuela, instituto y Universidad te enseñan miles de conceptos sobre cosas de las que después no usarás en tu santa vida y que en los lugares donde pasas la mitad de tu vida, nunca aprenderás lo que de verdad es la vida. Nos enseña que las personas jamás estarán cuando las necesites realmente, sino cuando pueda ser. Nos enseña a aceptar lo anterior. 
Lo que de verdad te enseña el paso del tiempo, es a vivir. Nos enseña a vivir con nosotros mismos. Nos enseña a aceptar tal y como somos, y al fin y al cabo, a la resignación. Nos enseña que si no quieres resignarte, la única solución es luchar. Nos enseña que luchar, a veces, no sirve de nada. Nos enseña, en definitiva, a formar parte de una cadena de supervivencia cuyo único objetivo es vivir bien para después morir.